Diferencias entre comercializadora y distribuidora de energía
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Presionar un interruptor para encender la luz en casa es uno de los gestos más sencillos y automatizados de nuestro día a día. Sin embargo, el proceso que lleva a esos electrones desde que se producen, en una central energética, hasta la instalación eléctrica de nuestro hogar, es complejo y comprende cuatro grandes etapas. La primera de ellas es la generación, la segunda el transporte, y en este artículo vamos a distinguir la tercera de la cuarta y viceversa; la distribución y la comercialización. Como ya te habrás imaginado, la distribuidora eléctrica y la comercializadora son dos empresas diferentes, aunque en ocasiones tengan el mismo nombre. ¿En qué se diferencian? Lo vemos a continuación.
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¿Qué es la distribuidora eléctrica?
Cuando queremos ahorrar en la factura de la luz debemos poner el punto de mira en la comercializadora de electricidad, puesto que es la empresa que establece el precio del kWh que vayamos a consumir.
Siendo este el primer punto de referencia para distinguir ambas empresas, la distribuidora eléctrica es la compañía encargada de hacer llegar la electricidad a tu hogar en las mejores condiciones, utilizando la infraestructura de Red Eléctrica de España (REE).
Es, por lo tanto, responsable de la circulación de la electricidad en la zona de su competencia.
¿Qué funciones tiene la distribuidora eléctrica?
Su función principal es garantizar que la energía llega a las instalaciones consumidoras, haciéndose cargo del correcto funcionamiento de la red en toda su área de actividad.
Es por este motivo que, cuando hay una caída de la red y se interrumpe el suministro de electricidad, la responsabilidad de solucionar el problema recae en la distribuidora. En este caso, la comercializadora recibirá las llamadas por parte de sus clientes con las reclamaciones y se pondrá en contacto con la distribuidora para averiguar los motivos del problema y presionar para que se solucionen lo antes posible.
En España, la actividad de distribución no se encuentra liberalizada. Esto quiere decir que unas pocas empresas se reparten la red en todo el territorio, encargándose y responsabilizándose de su correcto funcionamiento y de mantenerla en buen estado en su zona. Dicho de otra manera, el consumidor no decide qué distribuidora contratar.
Además, son las propietarias de los contadores de electricidad, los dispositivos que miden la cantidad de energía consumida y que otorgan la información necesaria para los procesos del mercado. Esta información se envía a las comercializadoras para que puedan elaborar sus ofertas, contratos y, por supuesto, las facturas correspondientes multiplicando el precio contratado por los kWh consumidos.
Precisamente en la facturación, las distribuidoras se encargan de asignar los peajes que hay que pagar para el mantenimiento de las redes, unos costes que están regulados por BOE.
¿Cuántas distribuidoras de luz hay en España?
En nuestro país existen 5 grandes distribuidoras de luz que son E-Redes (EDP), Viesgo, I-DE (Iberdrola), UFD (Naturgy) y E-Distribución (Endesa).
Estas 5 empresas abarcan casi todo el territorio nacional, aunque hay otras 300 más con pocos clientes que se concentran en zonas pequeñas.
¿Qué es una comercializadora eléctrica?
Entendido el papel de la distribuidora, vamos a ver el aún más complejo rol de la comercializadora eléctrica, la empresa que factura la energía.
En la actualidad, la actividad liberalizada de la comercialización eléctrica es llevada a cabo por cerca de 250 empresas, que se clasifican según dos tipos;
- De libre mercado; son aquellas que tienen la posibilidad de establecer sus precios para ofertar a los clientes en condiciones libremente pactadas.
- Las de referencia (CUR, Comercializadoras de último Recurso); son aquellas que, autorizadas por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, pueden ofrecer a los consumidores residenciales la tarifa PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor), que pretende proteger al consumidor vulnerable de las fluctuaciones del mercado.
¿Qué es el PVPC?
El PVPC aplica diferentes precios por periodos tarifarios; punta, llano y valle. Hacen referencia a las horas de mayor demanda, media y de menor, respectivamente.
Estos precios horarios son el resultado de sumar el coste de producción de la energía, los pagos por los peajes de transporte y distribución y por los cargos que corresponden por la energía consumida.
El coste de producción está compuesto por el precio horario resultante del mercado diario de energía, operado por el Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE); los servicios de ajuste gestionados por Red Eléctrica en calidad de operador del sistema, además de otros costes recogidos en la normativa vigente.
En la actualidad, este PVPC está siendo sometido a una modificación importante. En lugar de mantenerse indexado al 100% al precio del mercado diario (cada hora, se paga lo que OMIE calcula), se va a calcular a partir de 2024 con un porcentaje referente a una cesta de productos que es, básicamente, los precios futuros que determina también el mercado.
Es decir, los casi nueve millones de consumidores acogidos a esta modalidad verán como el peso de los mercados de futuros en el precio de su tarifa PVPC aumentará progresivamente, representando el 25% en 2024, el 40% en 2025 y el 55% en 2026. El objetivo según el Gobierno es minimizar el impacto de la volatilidad del mercado diario apoyándose en referencias futuras del precio de la energía.
En definitiva, las CUR son empresas que ofrecen una sola opción al consumidor residencial y cuya tarifa (PVPC) busca evitar que la volatilidad del mercado afecte su economía doméstica.
¿Qué son las comercializadoras de libre mercado o “libres”?
Independientemente del tipo de consumidor, existe la posibilidad de buscar en el mercado ofertas de electricidad dentro de las ya mencionadas “comercializadoras libres”.
Éstas adquieren la electricidad a partir de la compra en diversos mercados, en función de sus estrategias, y no precisan de tener infraestructura física, es decir, basta con tener unas oficinas con equipos y personal cualificado, a parte de los respectivos permisos, para poder ejercer la actividad de comercialización. Dicho con otras palabras, no necesitan poseer centrales de generación ni redes de transporte.
Como hemos visto, estas empresas se abastecen en los mercados de electricidad con la cantidad de energía suficiente para asegurar el suministro de su cartera de clientes. Cuando quieren captar uno nuevo, deben realizar ofertas competitivas que puedan servirles para ganar cuota de mercado. Algo que, lógicamente, favorece al consumidor final.
Las comercializadoras son las encargadas de facturar a los clientes, que les tendrán que pagar el coste de la energía consumida, del uso de la red, así como otros conceptos como peajes de la distribuidora e impuestos, por ejemplo. Una vez que la comercializadora recibe este dinero, podrá hacer los pagos correspondientes a REE y a la distribuidora de la zona del cliente en cuestión. Son, en definitiva, las intermediarias entre el suministro físico de electricidad y el consumidor.
La atención al cliente, la solución de problemas y dudas, así como el ofrecimiento de otros servicios como la cada vez más común instalación de paneles solares, por ejemplo, también son tareas habituales en estas compañías.
Otras responsabilidades
Tal y como hemos visto antes, el corte de suministro es una tarea de la distribuidora. Sin embargo, hay otras responsabilidades que es necesario conocer para saber quién es la encargada de dar respuesta.
En el caso de subir y/o bajar la potencia que se tiene contratada, aunque el consumidor se dirija a la comercializadora, esta realizará la solicitud a la distribuidora que es la responsable de la parte técnica y física del suministro.
En el caso de querer cambiar la tarifa contratada o algún dato del contrato, como el nombre del titular, algo habitual en pisos de alquiler, la responsabilidad recae en la comercializadora.
Finalmente, y a modo de conclusión, la diferencia entre la comercializadora y la distribuidora es que la primera se encarga de gestionar cualquier problema de suministro eléctrico y de facturar, actuando en nuestro nombre frente a la distribuidora, mientras que la segunda es la responsable de garantizar el correcto suministro eléctrico y de que podamos hacer ese gesto tan sencillo de pulsar un interruptor y tener luz, sin problemas.
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