La importancia del mantenimiento de paneles solares

Las condiciones climáticas influyen en el rendimiento de los paneles fotovoltaicos. A parte de que el calor es el peor aliado para su rendimiento, la lluvia y el viento que transportan partículas de polvo en suspensión, entre otros fenómenos, afectan al correcto funcionamiento de los módulos fotovoltaicos. Es por este motivo que el mantenimiento de estos equipos cobra una gran importancia. Los paneles solares son elementos que pueden durar entre 30 y 40 años, sin embargo, sin un correcto mantenimiento su vida útil se puede acortar y su rendimiento puede disminuir sustancialmente. En este artículo ahondaremos en estas tareas para mantener los paneles solares a pleno rendimiento.

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Efectos de no mantener los paneles solares en buen estado 

La pérdida de rendimiento de los paneles solares a causa de la suciedad es, sencillamente, porque las celdas solares no captan suficiente radiación solar, que queda opacada por esos restos que pueden quedar sobre el propio panel, tales como polvo, hojas de árboles u otros elementos como excrementos de animales.

En ubicaciones donde ese polvo en suspensión puede ser persistente, como en núcleos industriales o instalaciones residenciales cercanas a nuevas construcciones, el rendimiento de los módulos puede llegar a ser de hasta un 7% menos que si no hubiera esa suciedad.

Cuando las pérdidas energéticas a causa de este efecto se reducen en menos de un 1%, podemos afirmar que el mantenimiento de los paneles se está realizando correctamente. Por lo tanto, el acceso a la instalación ya sea sobre cubierta o en suelo, debe garantizarse en todo momento para asegurar que se podrán llevar a cabo las tareas de mantenimiento.

Principales tareas para el mantenimiento 

El mantenimiento de paneles solares incluye básicamente dos tareas; la limpieza y la sustitución de partes defectuosas.

Para llevar a cabo la limpieza y saber en qué momento se deben sustituir algunas piezas, se deben tener en cuenta algunas actividades y características:

1. Inspección: una tarea continua que permite controlar cómo se encuentra la instalación. Se debe comprobar visualmente que no hay paneles rotos, con desperfectos, ni suciedad excesiva sobre ellos. Estas inspecciones sirven para ver si hay elementos que obstruyen la captación de luz solar.
2. Inclinación: La inclinación de los paneles es un factor importante a la hora de asegurar que determinados elementos puedan deslizarse por él si caen sobre su superficie. En ocasiones esto no podrá lograr dado que la orientación no lo permite (por ejemplo, si el panel está muy poco inclinado), y siempre se prioriza que ésta sea la adecuada para maximizar la producción energética. Por lo general, los sistemas de anclaje aseguran que nada modifique la inclinación y orientación de los módulos, pero siempre es aconsejable también asegurarse de ello periódicamente.
3. Temperatura: Los paneles solares funcionan de manera óptima cuando trabajan en una horquilla de temperatura concreta, según el fabricante y el modelo. Controlar que operen dentro de ese rango es muy importante para asegurarse de que funcionan correctamente y que no han sufrido alguna rotura.

La temperatura ideal de funcionamiento de los paneles solares se encuentra entre los 20º y los 25º. Cuando la temperatura es superior, la mayoría de los fabricantes afirman una pérdida de rendimiento que puede llegar a hacer que el panel funcione al 80%. No obstante, en verano que es cuando se producen estas mayores temperaturas, la bajada de rendimiento se puede compensar con la mayor cantidad de horas de producción.

Cómo y cuándo se deben limpiar los paneles solares 

Pese al efecto negativo del polvo y de las partículas que se depositan sobre ellos, los paneles solares se fabrican y diseñan con resistencia a estos elementos, por lo que la limpieza no es una tarea que se deba llevar a cabo cada mes. En términos generales, con dos limpiezas al año suele ser suficiente, a no se que la instalación se encuentre próxima a situaciones que produzcan mucha suciedad como las mencionadas al principio de este artículo.

Dado que la superficie de los paneles es deslizante, gran parte del polvo y de otros elementos que se depositan sobre ellos no quedan adheridos. Como la temperatura en su superficie suele ser alta, los elementos no quedan enganchados en ella y eso facilita que, con lluvia o viento, se puedan expulsar de manera natural.

La limpieza de los paneles solares es una tarea relativamente sencilla. Las empresas especializadas en ello aseguran que con agua y jabón es suficiente para garantizar una buena limpieza de los equipos. Lo que sí aconsejan es nunca usar detergentes agresivos, esponjas duras o materiales de limpieza que sean ásperos. En su lugar, lo ideal es emplear jabones suaves, paños y trapos de algodón que no dañen la superficie de los paneles solares.

Cuando la instalación lo permite, además, se puede utilizar una manguera para limpiar con agua a cierta presión, que asegurará una mayor retirada de los elementos no deseados.

Con estas tareas, los fabricantes de paneles y las empresas aseguran que el funcionamiento de los equipos más visibles de una instalación fotovoltaica sea el correcto y los módulos tengan una vida útil larga y, lo más importante, produciendo al máximo de su capacidad. Todo ello resultará en un mayor ahorro en la factura energética de aquellos usuarios que hayan apostado por el autoconsumo como modo de producir su energía.