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Qué hacer con los paneles solares al final de su vida útil

5 min lectura

26 de junio de 2024

Autor: Andrés Muñoz

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Entendemos por vida útil el periodo de tiempo que un activo va a ser utilizado. Así como se aplica a máquinas, equipos eléctricos y electrodomésticos, entre otros, los paneles fotovoltaicos también disponen de una cantidad de años que estarán operativos de manera estimada por el fabricante, y que podrá ser mayor o menor en la práctica según muchos factores. Dado que el funcionamiento de estos equipos tiene fecha de caducidad, el gran número de unidades que actualmente se está instalando en el mundo pone de manifiesto un nuevo desafío, el de su reciclado.

¿Cuánto duran los paneles? 

Como sucede con cualquier equipo o componente tecnológico, la vida útil depende del fabricante, de sus características técnicas y del uso que se le dé, principalmente. En los paneles solares, existe una garantía de rendimiento que se encuentra entre los 25 y 30 años, acercándose cada vez más a ese último valor a medida que la industria mejora sus procesos.

Aunque la vida útil de los módulos se puede aproximar de ese modo, superar los 30 años no implica que los paneles dejen de producir energía. La garantía del fabricante asegura que sus equipos operarán con un nivel mínimo de eficiencia durante esa horquilla de tiempo, pero pasados los 25 o 30 años seguirán generando electricidad, aunque con una caída en su rendimiento fruto de la degradación.

Este concepto es clave para entender la vida operativa de un módulo fotovoltaico, ya que la caída de su eficiencia dependerá de factores como las condiciones climáticas, la ubicación en la que está instalado, la calidad de los materiales en su construcción y las tareas de mantenimiento que se hayan llevado a cabo, entre otras.

¿Qué hacer al final de su vida útil? 

Una vez terminada su vida útil entra en marcha su reciclaje, una premisa casi innegociable. El mayor desafío, tanto a nivel de costes como técnico, es separar sus componentes, pero una vez logrado, la mayoría se pueden reciclar.

Para aprovechar el silicio, por ejemplo, mineral básico en la fabricación de obleas, el proceso implica fundirlos a 500°C para separarlo del metal y del aluminio, y de este modo poder aprovechar el mineral y obtener los otros dos componentes por separado.

Esquema de reciclaje de un panel solar. Fuente: Energy.gov (USA)

A parte de la fundición, otro método de reciclado consiste en triturar los paneles al final de su vida útil (algo que implica menos consumo energético), para descomponer los materiales en pequeñas partes. De este modo, se pueden separar en procesos que los identifican según su naturaleza y composición, pudiendo reciclar así tanto el vidrio como el metal y/o el aluminio. En estos casos, se recicla cerca del 95% del panel solar.

Como hemos visto, esos tres componentes y el silicio son los principales materiales que forman parte de un panel fotovoltaico y, aunque la mayoría de ellos son reciclables, se carece aún de procesos estandarizados y de normativas en algunas regiones que identifiquen las mejores prácticas para ello.

Regulación y normativa en Europa 

Legalmente, el manejo del final de la vida útil de los productos de la industria fotovoltaica está sujeto a la Responsabilidad Extendida del Productor (EPR) y a pólizas de seguros que no sólo cubren los paneles fotovoltaicos, sino también otros equipos como inversores, sistemas de almacenamiento y/o estructuras de soporte.

Por lo tanto, el EPR otorga al productor de un equipo la responsabilidad de organizar su recogida, el tratamiento y la financiación para convertirlos en residuos reciclados. Con ello, además de garantizar la calidad y seguridad de los paneles solares, los productores también deben prever la gestión ambientalmente racional de los residuos que se originen al final de la vida útil de los paneles solares.

El EPR es uno de los principales instrumentos con los que cuenta la UE para apoyar el desarrollo de una economía circular, y se aplica a los paneles fotovoltaicos desde 2012. Para cumplir con las obligaciones de la normativa EPR, los productores pueden elegir hacer de manera individual o colectiva las obligaciones que se requieren para recolectar los componentes, la logística y su proceso final de reciclado.

De esta manera, la normativa ayuda al desarrollo de gestión sostenible de residuos y reciclaje de industrias que también pueden aportar importantes beneficios ambientales, sociales y económicos.

En resumen, la directiva de la UE sobre EPR garantiza que tanto el fabricante, como el vendedor y el distribuidor de equipos, estén obligados a participar en la gestión sostenible de los residuos de manera activa. Cada país traduce la Directiva de la UE a su legislación nacional, lo que implica que se deben cumplir las pautas del mercado objetivo al exportar.

Qué hacer con los paneles solares 

Según el último informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la mayoría de las instalaciones solares son jóvenes, cerca del 70%. Esto quiere decir que, aunque ya se generan residuos por paneles solares que superan su vida útil o que son defectuosos, el pico de residuos ocasionados por ellos está lejos.

No obstante, prepararse ante este desafío implica la colaboración tanto del sector público como del privado, para garantizar procesos eficientes, rápidos y concretos sobre la mejor manera de reciclar los paneles.

Todo ello evitaría que, en caso de que no se endurezcan las regulaciones respecto el reciclaje de módulos fotovoltaicos y que los costes disminuyan, muchos de estos equipos puedan terminar en vertederos. Por este motivo, también existen propuestas de creación de tasas a los nuevos paneles, con el fin de incentivar a los compradores a ser más eficientes y cuidar mejor sus equipos, con fondos que se podrían destinar precisamente a su reciclado.

Así como en otros insumos de la sociedad, también existe la opción de crear un mercado de segunda mano para aprovechar módulos antiguos. Como hemos visto antes, a pesar de superar los 30 años de vida útil, pueden seguir funcionando y pueden resultar atractivos para compradores dispuestos a pagar un precio más bajo por un equipo menos eficiente.

Otra alternativa es su aprovechamiento para una segunda vida. Como ejemplo, en algunas regiones se han instalado paneles solares antiguos en muros, vallas o fachadas de edificios con el fin de que cumplan un doble propósito; una producción de energía extra y estética en la arquitectura.

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Autor: Andrés Muñoz

Ingeniero en Energía y Máster en Gestión y Dirección de Empresas Industriales. Postgrado en Ingeniería Eólica y Energía Termosolar. Apasionado de las Energías Renovables, emprendedor y Dir. Ejecutivo de Infoenergética.

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