Tipos de recarga para vehículo eléctrico
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El futuro de la movilidad y el transporte pasa por alternativas más sostenibles que las que actualmente copan el sector en base a la quema de combustibles fósiles. Más allá de la instalación de proyectos de energía renovable y la eficiencia energética, la transición energética contempla un giro de 180º en la manera en la que viajamos. Por este motivo, los vehículos eléctricos (VE) son y serán cruciales en la lucha contra el cambio climático. No obstante, su integración masiva depende de la disponibilidad y eficiencia de la infraestructura de recarga. En este artículo vamos a conocer los tipos de recarga existentes y las tendencias futuras.
Clasificación según la velocidad de carga
Los puntos de recarga se suelen distinguir según la potencia e intensidad demandada por el vehículo, algo que determina el tiempo de recarga. También se tiene en cuenta el conector físico que se emplea y la cantidad de información que se intercambia entre vehículo y cargador.
A nivel general, podemos clasificar las recargas según la velocidad:
Lenta o de Nivel 1
En estas infraestructuras se utiliza una conexión estándar de 120 voltios y potencias de 3,7 kW, similar a la de los electrodomésticos comunes. Es la opción más accesible, ya que no requiere una instalación especial y puede realizarse en cualquier toma de corriente doméstica. Pese a su velocidad, que requiere más de 8 horas para cargar al 100% las baterías e incluso más de 10 dependiendo del tamaño de éstas, es la más empleada para el sector residencial. Aunque requiere más tiempo que las siguientes tipologías, se adapta a los hábitos comunes de un usuario que puede dejar cargando el vehículo toda la noche tras su jornada laboral, y utilizarlo por la mañana al día siguiente.
Se trata de un tipo de recarga que, en términos generales, permite sumar entre 8 y 12 kilómetros de autonomía por hora de carga.
Semirrápida o de Nivel 2
Este segundo nivel emplea una conexión de 240 voltios y potencias de entre 7,4 y 22 kW, similar a la de los electrodomésticos de alta potencia como las secadoras eléctricas. Estos puntos de recarga requieren la instalación de un equipo especializado, lo que implica un coste adicional y suelen encontrarse en estacionamientos de centros comerciales, aeropuertos o supermercados, entre otres establecimientos típicos.
A diferencia de la recarga de nivel 1, en este caso cada hora de carga añade entre 20 y 40 kilómetros de autonomía, aproximadamente. Para cargar completamente el vehículo se tarda entre 4 y 8 horas, también dependiendo del tamaño de la batería.
Rápida o de Nivel 3
La carga rápida se basa en la corriente continua (DC), que permite proporcionar una velocidad de recarga más rápida si la comparamos con los dos niveles anteriores y usa una potencia de 43 kW de media. Es el más común en estaciones de recarga públicas, especialmente en áreas urbanas y en rutas de viaje, también conocidas como electrolineras, que son estaciones en la que hay distintas conexiones para vehículos eléctricos e híbridos enchufables.
En este nivel, por cada hora de carga se puede incrementar entre 200 y 400 kilómetros de autonomía, por lo que en ocasiones con 30 minutos de estacionamiento para recargar la batería en un 80%, aproximadamente.
Ultrarrápida o Nivel 4
La última evolución de la recarga eléctrica es la ultrarrápida, que se encuentra en estaciones con potencias superiores a los 150 kW. En esta tipología, que podemos encontrar en estaciones de recarga en autopistas, en 20 minutos se puede lograr aumentar la autonomía en 300 kilómetros.
Más allá la velocidad, existe también la recarga inalámbrica, una tecnología emergente que permite cargar la batería sin cables a través de la inducción magnética. Es una metodología novedosa que está en fase experimental, con proyectos piloto especialmente para autobuses eléctricos en algunas grandes ciudades. En este caso, su velocidad de carga es comparable a la carga de Nivel 2.
Una de las claves para el uso de un tipo de recarga u otro es el propio vehículo, ya que según las características de su batería podrán o no cargarse en un tipo de infraestructura u otra.
Aunque lo común es considerar que lo más importante para recargar la batería un automóvil es el tiempo, la compatibilidad es un factor determinante a la hora de escoger una ubicación u otra para dejar el vehículo estacionado cargando. En este sentido, aplicaciones como Move On de EDP ayudan al usuario a encontrar la mejor estación de recarga a través de un mapa online.
En este sentido, no todos los tipos de recarga son compatibles con cualquier modelo, por lo que verificar este tema es una obligación para cualquier conductor de vehículo eléctrico.
El futuro de la recarga eléctrica
Como en prácticamente cualquier tecnología relacionada con la transición energética, la asociada a la recarga eléctrica está en constante evolución. Las últimas innovaciones están relacionadas con;
La carga Bidireccional
Se trata de una metodología que permite al vehículo cargar su batería y aportar electricidad a la red, algo que puede ayudar al equilibrio de la red y a aplanar la famosa curva de pato. Además, en sistemas eléctricos con limitaciones, las baterías de los coches eléctricos se convierten en productores de electricidad a ojos del sistema y operador de red, permitiendo evitar situaciones de emergencia por falta de suministro.
Esta oportunidad también repercute positivamente en los costes de la red. Dado que la integración de renovables es intermitente, los operadores de red están aumentando los costes asociados a esta gestión y el almacenamiento energético, en este caso a través de baterías de vehículo eléctrico, es una opción más que interesante para reducirlos.
Asociado a esta carga bidireccional está la inteligencia artificial, para permitir una gestión más eficiente de la energía, optimizando los tiempos de carga y reduciendo el costo de la electricidad.
Integración con Renovables
Si hay algo que tiene especial sentido en la recarga de vehículos eléctricos es que la energía empleada proceda de fuentes renovables. Aunque esto se puede garantizar mediante certificados y/o garantías de origen, una tendencia que está ganando cada vez más protagonismo es la combinación de puntos de recarga con la instalación de paneles fotovoltaicos de diversas maneras.
Las conocidas como fotolineras emplean la energía solar producida por una instalación fotovoltaica para un doble uso; el autoconsumo y la recarga de vehículos eléctricos. Esta instalación suele encontrarse de tres maneras; la primera, pequeños proyectos del orden de varios MW en terrenos colindantes a la estación de recarga, que funciona como un parque fotovoltaico; la segunda, un proyecto sobre cubierta similar al que tienen muchas industrias y; la tercera, mediante la instalación de marquesinas fotovoltaicas.
Estás últimas son estructuras que albergan paneles solares en su parte superior, de modo que protegen al vehículo estacionado bajo ella del calor y de la radiación solar, a la vez que convierten la energía solar en electricidad.
Esta tendencia no solo reduce la huella de carbono, sino que también puede disminuir los costos de operación.
Recarga Móvil
Finalmente, otra innovación emergente son las estaciones de recarga móviles, que ofrecen una solución flexible para áreas con infraestructuras de recarga limitadas. Estas unidades pueden ser transportadas a diferentes ubicaciones según la demanda.
Conclusión
Del mismo modo que la industria de fabricación de paneles fotovoltaicos sigue evolucionando en términos de eficiencia, resistencia a altas temperaturas y flexibilidad, entre otros aspectos, la de la recarga eléctrica también cuenta con un gran potencial de mejora.
El futuro de la movilidad sostenible pasa por estas infraestructuras de recarga, que son un componente fundamental para el éxito y la adopción generalizada de los vehículos eléctricos.
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