La importancia de las energías renovables y sus características
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Verdes, limpias, alternativas o nuevas, son algunos de los adjetivos que acostumbran a acompañar a las fuentes de generación de energía eléctrica que más están creciendo en la actualidad y que están destinadas a cumplir el objetivo de la carbono neutralidad y la sostenibilidad en todo el planeta. Las Energías Renovables (ER) han dejado de ser una opción de futuro para establecerse como el presente del sector energético. Apostar por tecnologías convencionales y contaminantes ya no es una opción, la concienciación social y la alarma del cambio climático han otorgado a las fuentes renovables un rol protagonista en el presente y el futuro de la energía. En este artículo conoceremos su importancia y sus características.
¿Qué son las energías renovables?
Definimos como energías renovables a aquellas tecnologías capaces de producir electricidad y/o calor a partir de fuentes naturales como el sol, el viento, el agua o los residuos forestales, por ejemplo. Son, por lo tanto, fuentes inagotables y no contaminantes.
Dentro de las energías renovables podemos distinguir entre las convencionales (ERC) y las no convencionales (ERNC). El primer subgrupo hace referencia a la gran hidráulica, una tecnología que produce electricidad en las grandes presas instaladas en cuencas de ríos. Aunque se considera renovable por el origen natural de su fuente (el agua), ha generado siempre controversia por el impacto medioambiental que puede suponer la construcción de una presa. No obstante, el tiempo ha evidenciado la importancia de esta energía, especialmente en regiones con gran recurso hídrico como América Latina o España.
El segundo subgrupo, el de las ERNC, hace referencia a las tecnologías renovables menos convencionales, las que han aparecido en el panorama energético a partir de la década de los 90’ como la solar y la eólica, entre otras que veremos al final de este artículo. Estas fuentes se han caracterizado por un rápido crecimiento, una increíble evolución en la competitividad de sus costes, y por la creación de un importante tejido industrial (principalmente en Asia), que ha generado miles de empleos y todo un nuevo ecosistema de innovación y progreso.
Ventajas y características
Aprovechar los recursos naturales para producir electricidad y/o calor tiene numerosas ventajas.
En primer lugar, son energías respetuosas con el medio ambiente. Ayudan a reducir las emisiones globales de CO2 y de gases de efecto invernadero, dado que en su proceso de producir electricidad no se quema ningún combustible fósil. Por lo tanto, son una de las principales herramientas para hacer frente a la emergencia climática.
Los recursos naturales son inagotables. A diferencia del carbón o el gas natural, que cuentan con reservas para varias décadas todavía, la radiación solar, el viento, el calor terrestre o las energías del mar, entre otras, se renuevan constantemente.
Impulsan la independencia energética. Cada región cuenta con recursos naturales autóctonos como los mencionados, por lo que esto permite que se pueda impulsar un sistema energético independiente que no necesite recursos ajenos al de la propia región. Por ejemplo, los países situados en la línea del Ecuador cuentan con excelentes condiciones de radiación que les permite aprovechar la energía solar.
Competitividad. Las principales tecnologías renovables no convencionales como la solar y la eólica, especialmente, han visto reducidos sus costes de manera drástica en los últimos años (un 80% en el caso de la fotovoltaica). Numerosos estudios determinan que ya es más competitivo instalar un proyecto con estas tecnologías que mantener una central térmica basada en la quema de carbón. La innovación y las economías de escala están detrás de esta gran mejora competitiva, pues en los últimos años se ha logrado que los procesos productivos sean menos costosos y que la eficiencia de conversión de los equipos sea mayor.
Por el contrario, las energías renovables han sido criticadas por su intermitencia, sobre todo en el caso de la solar y la eólica. Los recursos naturales son impredecibles y eso hace que, en muchas ocasiones, cuando queremos producir electricidad con estas fuentes no podamos hacerlo. No obstante, la incorporación del almacenamiento energético derrumba esta barrera. Además, las mejoras tecnológicas en los equipos fotovoltaicos y eólicos han logrado que, con menos sol y menos viento, también se pueda producir electricidad.
La importancia de las ERNC
“La energía es la base en el problema del cambio climático y también algo fundamental para su solución”, es una frase destacada de la Naciones Unidas que resume muy bien la importancia de las energías renovables.
Los combustibles fósiles son, con diferencia, los mayores causantes del cambio climático. Son responsables de más del 75% del total de emisiones de gases de efecto invernadero y casi un 90% de las emisiones de CO2 se producen en la quema de estos combustibles. Es por ello que, para evitar que la temperatura global siga aumentando, se necesita reducir las emisiones casi a la mitad en 2030 y alcanzar la carbono neutralidad en 2050. Para este objetivo, las energías renovables son imprescindibles.
El mundo parece haberse concienciado de su importancia en los últimos años. Sin ir más lejos, en 2022 la inversión mundial en tecnologías para acelerar la transición energética alcanzó un récord de 1,3 billones de USD, según datos de IRENA. Sin embargo, la agencia considera que las inversiones anuales deben, al menos, cuadriplicarse para seguir encaminadas a alcanzar el Escenario de 1,5 °C como aumento máximo de la temperatura media en todo el mundo.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) aporta anualmente las estadísticas de crecimiento de estas tecnologías, y el resultado siempre es alentador. Según sus previsiones, la participación de las fuentes renovables en el suministro eléctrico en todo el mundo alcanzará un 45% en 2030. Esto quiere decir que cerca de la mitad de la electricidad será originada con fuentes limpias.
Además, la demanda mundial de electricidad aumentará considerablemente hasta 2050, dado que la tendencia a electrificar muchos sectores, como el del automovilismo, es una realidad.
Tipos de energías renovables
Para lograr estos objetivos, será necesario impulsar todas las tipologías de energías renovables:
- Energía solar: a partir de la radiación del sol podemos generar electricidad en paneles fotovoltaicos, empleando el efecto fotoeléctrico de sus materiales, o calentar un fluido como el agua a partir de paneles térmicos.
- Energía eólica: el viento es aire en movimiento que transporta energía cinética. Esta energía se puede transformar en electricidad al pasar por un aerogenerador que, dependiendo de su tamaño, podrá producir más o menos kWh mediante el giro de sus aspas.
- Energía hidráulica: es la que aprovecha la energía almacenada en el agua de un embalse al hacerla pasar por un conducto dejándola caer desde una cierta altura. El paso del agua hace mover una turbina que transforma esa energía en electricidad.
- Energía geotérmica: es la que aprovecha el calor del interior de Tierra para producir energía térmica, tanto en uso industrial como doméstico. Su eficiencia es muy alta, así como su potencial en países como Islandia, Chile, Perú, EE.UU. o el sudeste asiático.
- Bioenergías: llamamos bioenergías al aprovechamiento de residuos orgánicos que se transforman en combustibles sintéticos o que, directamente, se queman para producir electricidad y/o calor, como el caso de la biomasa. En este tipo podemos encontrar también el biogás y los biocombustibles.
- Energías marinas: probablemente las menos conocidas son las energías del mar, como la mareomotriz o la undiomotriz. El principio de estas fuentes es el mismo, aprovechar la fuerza de las mareas o de las olas para generar electricidad.
Las energías renovables son la primera línea de batalla en la lucha frente al cambio climático
Aunque la energía solar y la eólica se han posicionado en los últimos años como las principales fuentes de energía renovable, el aprovechamiento de todos los recursos naturales es lo que garantizará poder alcanzar la carbono neutralidad y cumplir los objetivos climáticos.
Es imprescindible que el mundo siga investigando e innovando para seguir mejorando la competitividad de estas tecnologías, y que se encuentren con un ecosistema político y financiero a favor para que su crecimiento no se estanque. El futuro del planeta depende de ellas.
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